La polémica está servida en Italia, donde un tribunal ha condenado a la RAI Due, la segunda cadena de la televisión pública italiana, a pagar una multa de 100.000 euros por emitir un capítulo de Perdidos en horario infantil.
El debate entre los partidarios de la multa y los que están en contra no ha tardado en producirse. Los primeros consideran justa la sanción por el contenido violento de algunas de las escenas de la serie, los segundos responsabilizan a los padres.
Pero esta multa va más allá del país transalpino y llega hasta nuestras fronteras, donde muchos esperamos que la decisión de la justicia italiana suponga un impulso para que en España se cumpla de una vez por todas la legislación vigente que prohíbe la difusión de programas para mayores de 18 años de las 6 de la mañana a las 22 de la noche.
Este código, vigente desde el 9 de diciembre de 2004, prohíbe cualquier tipo de lenguaje o imagen violenta que vulnere los derechos de los menores. El problema es que para la justicia española los programas como, el por fin defenestrado "Aquí hay tomate", "Gran Hermano" o cualquiera de las películas de sobremesa de los fines de semana no son violentos.
Para la justicia española el desfile diario de "personajillos" contando, en horario de sobremesa con quien se han acostado o sacando a relucir los trapos sucios de sus amigos íntimos no es violencia y no merecen una sanción ejemplar. Tampoco vulneran los derechos de la infancia las imágenes de la otrora "lideresa" del horario infantil Leticia Sabater haciendo el amor en la playa, emitidas hasta la saciedad en la sobremesa estival.
Todo ello, aún no ha valido para imponer una sanción ejemplar a las televisiones españolas, y todavía mucha gente echa la culpa a los padres porque no vigilan lo que ven sus hijos (¡hay que ver que malos son los padres que no le ponen un candado a la tele y atan a los niños para que no cojan el mando!).
Donde habrá que llegar para que por fin se cumpla la ley, a lo mejor deberíamos tomar como ejemplo a la justicia italiana, a la que no le ha temblado el pulso a la hora de sancionar a la televisión pública con el fin de acabar con la "pornografía televisiva".
El debate entre los partidarios de la multa y los que están en contra no ha tardado en producirse. Los primeros consideran justa la sanción por el contenido violento de algunas de las escenas de la serie, los segundos responsabilizan a los padres.
Pero esta multa va más allá del país transalpino y llega hasta nuestras fronteras, donde muchos esperamos que la decisión de la justicia italiana suponga un impulso para que en España se cumpla de una vez por todas la legislación vigente que prohíbe la difusión de programas para mayores de 18 años de las 6 de la mañana a las 22 de la noche.
Este código, vigente desde el 9 de diciembre de 2004, prohíbe cualquier tipo de lenguaje o imagen violenta que vulnere los derechos de los menores. El problema es que para la justicia española los programas como, el por fin defenestrado "Aquí hay tomate", "Gran Hermano" o cualquiera de las películas de sobremesa de los fines de semana no son violentos.
Para la justicia española el desfile diario de "personajillos" contando, en horario de sobremesa con quien se han acostado o sacando a relucir los trapos sucios de sus amigos íntimos no es violencia y no merecen una sanción ejemplar. Tampoco vulneran los derechos de la infancia las imágenes de la otrora "lideresa" del horario infantil Leticia Sabater haciendo el amor en la playa, emitidas hasta la saciedad en la sobremesa estival.
Todo ello, aún no ha valido para imponer una sanción ejemplar a las televisiones españolas, y todavía mucha gente echa la culpa a los padres porque no vigilan lo que ven sus hijos (¡hay que ver que malos son los padres que no le ponen un candado a la tele y atan a los niños para que no cojan el mando!).
Donde habrá que llegar para que por fin se cumpla la ley, a lo mejor deberíamos tomar como ejemplo a la justicia italiana, a la que no le ha temblado el pulso a la hora de sancionar a la televisión pública con el fin de acabar con la "pornografía televisiva".
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